La sensación de inmutabilidad que produce la contemplación de una noche estrellada se desvanece cuando se comienzan a realizar observaciones sistemáticas de los diferentes objetos visibles en el firmamento.
Muchas de las estrellas visibles a simple vista o con instru- mental sencillo varían su brillo con el tiempo. Algunas de estas estrellas cambian de intensidad en poco tiempo, de un día para otro, o incluso en horas. Otras, sin embargo, experimentan una pequeña variación de brillantez y necesitan meses o años entre la intensidad mínima y máxima.